La salida de Martín Alaniz del club sorprendió a todos en el ambiente celeste, generando un fuerte impacto en el plantel y la dirigencia. El volante uruguayo, de 32 años, decidió poner fin a su vínculo con la institución alegando motivos personales, situación que fue confirmada por uno de los directivos del equipo.
Alaniz había arribado al club al inicio de la temporada con la intención de convertirse en un referente dentro del equipo, objetivo que estaba cumpliendo gracias a su destacada actuación. A lo largo de la campaña, el mediocampista se había consolidado como un elemento fundamental en el esquema táctico dirigido por Mauricio Soria.
Con experiencia previa en el fútbol boliviano tras su paso por Guabirá y Aurora, Alaniz encontró en esta institución su mejor versión. Durante la temporada disputó 34 encuentros, anotó 10 goles y brindó 13 asistencias, cifras que reflejan su influencia directa en el rendimiento colectivo y en la generación de oportunidades ofensivas.
Dentro del terreno de juego, se destacó como el principal organizador del mediocampo, aportando claridad, pausa y creatividad en la salida del equipo. Su capacidad para manejar los tiempos y su potente disparo desde fuera del área lo convirtieron en una amenaza constante para los rivales.
La rápida adaptación al plantel y su constante nivel de juego le permitieron ganarse el respaldo y cariño de los aficionados, además de formar buenas conexiones con compañeros clave como Moisés Villarroel, Guido Vadalá y Franco Posse, lo que potenció el funcionamiento ofensivo del equipo.
La noticia de su partida coincidió con una contundente victoria del equipo por 6-0, aunque en los últimos partidos Alaniz no había mostrado su mejor versión, seguía siendo una pieza esencial en la estructura del equipo. Su salida representa un desafío para el cuerpo técnico, que deberá rearmar el mediocampo y buscar un nuevo conductor para las últimas tres fechas del torneo largo, además de preparar al equipo para las semifinales de la Copa Bolivia
