Un potente sismo de magnitud 8.8 sacudió la península de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, generando una serie de tsunamis que se propagaron por las vastas extensiones del océano Pacífico. Este evento, considerado uno de los movimientos telúricos más intensos registrados desde 2011, provocó olas de hasta cuatro metros de altura en la región rusa y desencadenó alertas de maremoto en múltiples naciones con costas en el Pacífico, abarcando desde Hawái hasta Japón, y extendiéndose por América, incluyendo Estados Unidos, México, Ecuador y Colombia.
La localidad portuaria rusa de Severo-Kurilsk sufrió el embate directo de las aguas, que anegaron su área portuaria y sumergieron una instalación pesquera local, forzando la evacuación de sus dos mil habitantes. En Japón, aproximadamente dos millones de personas recibieron la instrucción de evacuar. Lamentablemente, una mujer perdió la vida al caer por un precipicio mientras intentaba huir en su vehículo. Además, el personal de la planta nuclear de Fukushima fue desalojado por precaución.
Con el paso de las horas, las autoridades de diversas naciones han comenzado a reducir progresivamente el nivel de sus advertencias iniciales. Rusia ha retirado la alerta para su zona oriental. Japón, por su parte, ha disminuido las advertencias de tsunami para la mayor parte de su territorio, manteniendo la precaución únicamente en sus regiones del norte. Hawái también levantó sus órdenes de evacuación, tras una reducción en el nivel de amenaza por parte del centro de alerta de tsunamis del Pacífico, aunque las autoridades locales insisten en que persisten corrientes marinas y oleaje de riesgo. Mientras tanto, las Islas Marquesas en la Polinesia Francesa se preparan para la llegada de olas que podrían alcanzar hasta cuatro metros durante la madrugada.
En el archipiélago de Galápagos, el Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Ecuador activó el estado de alerta para la región insular y ordenó la evacuación preventiva de playas y zonas costeras. Se anticipa que la primera ola impacte la costa entre las 09:48 y las 10:11, hora insular, con la posibilidad de que el oleaje posterior sea de mayor envergadura, según lo que indica la experiencia en estos fenómenos. Se dispuso la evacuación precautoria de todas las áreas consideradas de alto impacto en las islas, así como la activación inmediata de los centros de operaciones de emergencia cantonales. Adicionalmente, se solicitó a la autoridad de aviación civil y a las compañías aéreas que aplacen sus operaciones de vuelo hasta las 11:00, a la espera de una evaluación técnica sobre el comportamiento de las olas. Para la población, se han habilitado refugios seguros en San Cristóbal, Santa Cruz e Isabela, que incluyen estadios, escuelas, patios institucionales y el helipuerto.
Por su parte, en Perú, el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) difundió una advertencia de tsunami para todo el litoral peruano, tras el sismo de 8.8 grados registrado en Rusia. Esta alerta abarca a todas las jurisdicciones costeras del país y especifica las horas aproximadas de llegada y la altura potencial del oleaje en distintos puertos. Se estima que las primeras olas arriben al puerto de La Cruz, en Tumbes, alrededor de las 10:09, con una altura proyectada de un metro. Posteriormente, Talara, en Piura, podría experimentar olas de hasta 2.31 metros a las 10:12, seguida por Paita con 1.51 metros a las 10:16. Más al sur, Salaverry, en La Libertad, se prepara para oleaje de 1.23 metros a las 10:48, y Chimbote, Áncash, a las 10:56 con 1.28 metros. Huarmey, también en Áncash, a las 11:05 con 1.26 metros, y Huacho, Lima, a las 11:23 con 1.16 metros. En la capital, Callao, se estima el arribo a las 11:23 con 1.27 metros. Hacia el sur, Cerro Azul, Lima, podría ver olas de 1.25 metros a las 11:33, Pisco, Ica, 1.37 metros a las 11:40, y San Juan, Ica, 1.15 metros a las 11:56. Las autoridades instan a la población a mantenerse alejada de las áreas litorales y a acatar las directrices de evacuación y protección civil hasta que la alerta sea levantada, con el fin de minimizar los peligros y salvaguardar la integridad de los habitantes en las zonas que podrían verse afectadas por el posible tsunami


