El panorama político de las facciones socialistas de izquierda se encuentra en un proceso de profunda revisión, evaluando las causas y repercusiones de su reciente revés electoral. Tras casi dos décadas en el poder, la era del populismo se aproxima a su conclusión.
Entre las organizaciones en esta fase de análisis se encuentra el Movimiento Al Socialismo (MAS), que por un estrecho margen logró conservar su personería jurídica y ahora emprende una búsqueda interna de responsabilidades por los daños sufridos. Igualmente, los sectores afines a Andrónico Rodríguez, representados por el MTS y su disuelta Alianza Popular, aunque conservan una bancada de ocho diputados, enfrentan una redefinición.
En un frente distinto, los denominados evistas, quienes no participaron en las recientes elecciones, están intensificando sus esfuerzos para la legalización de su agrupación, Evo Pueblo. Esta iniciativa ha cobrado impulso tras el anuncio del gobernador de Santa Cruz, Fernando Camacho, de su intención de postularse para la reelección. Dicha declaración ha sido recibida con desaprobación por parte de los evistas, quienes aspiran a obtener tanto la alcaldía como la gobernación cruceña.
Líderes evistas, como Reynado Ezequiel, han expresado su rechazo a la posible repostulación de Camacho, argumentando que la gestión municipal y departamental debería recaer en lo que consideran el verdadero pueblo cruceño, y criticando a los dinosaurios políticos y líderes de élite. En consonancia con este objetivo, los evistas iniciaron la recolección de firmas en el Plan Tres Mil de Santa Cruz. El senador evista Leonardo Loza ha reiterado que su facción optó por no involucrarse en la segunda vuelta electoral, enfocando sus energías en la organización para las próximas elecciones subnacionales.
Por otro lado, el MAS, bajo la dirección de Grover García, había convocado a sus principales dirigentes a una primera reunión de evaluación. Sin embargo, no se ha proporcionado información sobre si este encuentro se llevó a cabo o sobre sus resultados. El desempeño del MAS en la elección del 17 de agosto, donde obtuvo un 3.17% de los votos, parece haber generado tensiones significativas dentro de la cúpula partidaria.
Las fricciones internas se hicieron patentes cuando el ministro de Obras Públicas, Édgar Montaño, acusó a García de haber impedido que mineros de Cochabamba fueran candidatos del MAS por esa región, supuestamente favoreciendo a otros candidatos. Montaño advirtió que estas cuestiones serían abordadas con franqueza en un futuro ampliado.
En contraste, la senadora Virginia Velasco (MAS) ha instado a la unidad, señalando que no es momento para reproches ni para buscar culpables. Si bien reconoció la importancia de las reuniones de evaluación, enfatizó que estas deben servir para identificar errores, asumir responsabilidades y proponer soluciones. Velasco abogó por una reingeniería tanto en el MAS-IPSP como en las organizaciones sociales, destacando que un proceso de sinceramiento es crucial para fortalecer al partido de cara a las elecciones subnacionales.
Mientras tanto, Andrónico Rodríguez, quien retomó sus funciones como presidente del Senado en las últimas semanas de su mandato, aún no ha delineado claramente su futuro político tras dejar el Legislativo, aunque ha asegurado que continuará activo en la política. Rodríguez ha transmitido un mensaje de resiliencia, reconociendo que la trayectoria humana incluye aciertos, desaciertos, derrotas y victorias, y ha manifestado su intención de corregir errores y sentar las bases para un nuevo proyecto político con la participación de nuevos actores


