Arsenal ha consolidado su posición dominante en la competición europea con una victoria aplastante sobre el Atlético de Madrid en el Emirates Stadium. El conjunto londinense exhibió una actuación formidable, especialmente en la segunda mitad, para asegurar un triunfo contundente y mantener su impecable récord en el torneo.
El encuentro comenzó con el Atlético de Madrid mostrando una notable resistencia, conteniendo a sus poderosos anfitriones durante un tramo significativo del partido. Incluso generaron oportunidades cruciales para adelantarse en el marcador. El delantero Julián Álvarez, en particular, dispuso de dos claras ocasiones: primero, fallando un gol a puerta vacía tras un error inusual del portero local, y luego, estrellando un potente disparo en el larguero, un momento que pudo haber alterado drásticamente el rumbo del partido. Esta tenacidad inicial, sin embargo, sería finalmente superada por un Arsenal radicalmente transformado, muy distinto al equipo que se enfrentó al mismo oponente en este escenario en 2018.
Durante 57 minutos, el equipo visitante mantuvo a raya a sus formidables adversarios. No obstante, el empate se rompió mediante una de las fortalezas más reconocibles de los Gunners: una jugada a balón parado ejecutada con precisión. Un envío milimétrico de Declan Rice encontró la cabeza del imponente Gabriel, quien remató para abrir el marcador, a pesar de las protestas del banquillo atlético sobre la falta previa. El guardameta Jan Oblak, que previamente había realizado dos intervenciones clave en situaciones de uno contra uno ante Saka y Gyökeres, no pudo hacer nada para evitar el primer gol.
Este tanto decisivo desinfló visiblemente al Atlético, abriendo el camino para un vertiginoso lapso de seis minutos en el que el Arsenal añadió tres goles más a su cuenta. Martinelli amplió la ventaja a dos tantos tras una brillante carrera de Lewis-Skelly. Poco después, Gyökeres puso fin a una sequía de siete partidos sin marcar al anotar el tercero, y rápidamente completó su doblete, aprovechando otra prolongación de Gabriel en una jugada a balón parado para sellar una victoria categórica.
Analistas y el propio cuerpo técnico visitante habían destacado previamente la formidable fuerza del Arsenal, especialmente en jugadas a balón parado, trazando paralelismos con campañas exitosas de otros equipos dominantes. La dificultad de encontrar puntos débiles en la configuración actual del Arsenal había sido un tema de discusión pre-partido, con algunos reconociendo la complejidad de tal tarea, un sentimiento que, lamentablemente, resultó profético para los visitantes. El club londinense exhibió todas las características de un verdadero aspirante al título, demostrando una mezcla de disciplina táctica, destreza ofensiva y una presión implacable. Su actuación subrayó su ambición no solo de competir por la liga doméstica, sino también de luchar seriamente por el trofeo de clubes más prestigioso de Europa, sugiriendo que la semifinal del año pasado fue solo un escalón. En marcado contraste, el Atlético de Madrid luchó por recuperarse del revés inicial. Si bien el disparo de Julián Álvarez al larguero podría ser recordado como un momento en el que el partido pudo haber cambiado, el posterior colapso del equipo tras encajar el primer gol fue motivo de preocupación. Los olés que resonaban en el Emirates mientras el Arsenal dictaba el juego sirvieron como un crudo recordatorio de la brecha que se abrió entre ambos equipos.
Con tres puntos de nueve posibles y habiendo sufrido derrotas ante Liverpool y Arsenal, el Atlético de Madrid aún conserva una vía viable para la clasificación en la fase de grupos. Mientras tanto, los Gunners están firmemente posicionados para asegurar el primer puesto, ostentando un récord perfecto de tres victorias en tres partidos contra Athletic Club, Olympiacos y Atlético. Sus impresionantes estadísticas incluyen ocho goles a favor, ninguno en contra y tres porterías a cero consecutivas, lo que subraya su imponente presencia en la competición
