Las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Perú han experimentado recientemente un período de tensión a raíz de un comentario controvertido emitido por la presidenta peruana. El mandatario boliviano manifestó su enérgica desaprobación a las declaraciones que calificaron al Estado Plurinacional como una nación fallida.
La polémica afirmación fue proferida por la jefa de Estado peruana durante su mensaje a la nación, con motivo del 204 aniversario de la independencia de su país. Previamente, el lunes, había señalado que su ascenso al poder en Perú fue crucial para evitar que la nación se convirtiera en un estado similar a Cuba, Venezuela o Bolivia.
En respuesta a estos comentarios, el gobierno boliviano comunicó de inmediato su firme rechazo. El viceministro de Relaciones Exteriores, Elmer Catarina, reafirmó esta postura el martes. De manera simultánea, Bolivia convocó al Encargado de Negocios de Perú en La Paz para expresar formalmente su profundo desacuerdo con tales aseveraciones. Además, se espera que la representación diplomática boliviana en Perú presente una posición oficial sobre el asunto.
El presidente boliviano subrayó que la declaración de la líder peruana no refleja el verdadero sentir del pueblo peruano, con el cual Bolivia comparte lazos históricos de hermandad, respeto y cooperación. Recalcó que ambas naciones han cultivado una relación basada en el respeto mutuo, valores compartidos y principios democráticos. En los últimos años, se ha consolidado una agenda bilateral técnica destinada a avanzar en áreas de interés común y a fortalecer la integración regional. El mandatario boliviano expresó su esperanza de que, a través de la diplomacia de los pueblos, los vínculos duraderos entre los dos países, especialmente con los ciudadanos peruanos, continúen fortaleciéndose, destacando que sus puntos de encuentro superan con creces cualquier desacuerdo.
Por su parte, el canciller peruano, Elmer Schialer, indicó el martes que la declaración inicial de su presidenta podría haber sido malinterpretada y aclaró que no se produciría una retractación de la misma.
Los comentarios de la presidenta peruana también generaron reacciones entre diversos aspirantes a la presidencia en Bolivia, de cara a las elecciones generales programadas para el 17 de agosto. Uno de los candidatos, Samuel Doria Medina, replicó a la caracterización de nación fallida afirmando la condición de Bolivia como una nación robusta, forjada a lo largo de dos siglos, capaz de desplegar plenamente su potencial una vez liberada de ideologías erróneas. Resaltó el ejemplo internacional de Bolivia en el reconocimiento de su rica diversidad étnica, cultural y lingüística, así como sus bajos índices de delincuencia y altos niveles de emprendimiento popular.
Otro contendiente, Manfred Reyes Villa, rechazó categóricamente las afirmaciones de la presidenta peruana, considerándolas inaceptables e ignorantes de la dignidad y resiliencia demostradas por el pueblo boliviano, incluso en los momentos más difíciles. Postuló que cualquier falla percibida se deriva de un modelo de gestión que ha perjudicado la imagen, la economía y las instituciones de Bolivia. Reyes Villa prometió transformar la trayectoria de la nación, recuperar su respeto a nivel global y evitar tanto la humillación externa como el deterioro interno
