La expresidenta Jeanine Áñez, quien recuperó su libertad tras permanecer privada de ella por más de cuatro años, compartió sus sentimientos y reflexiones en una reciente entrevista. Tras su liberación, expresó la alegría de reencontrarse con su familia en Trinidad, Beni, aunque reconoció que aún está en proceso de superar el impacto emocional que le dejó su tiempo en prisión.
Durante la conversación, Áñez destacó la importancia de la verdadera amistad, señalando que la experiencia carcelaria reveló quiénes realmente la valoraban, aunque fueran pocos. Mencionó que al salir decidió tomarse un tiempo para reflexionar, disfrutar de la compañía de sus hijos, familiares y amigos, así como para reencontrarse con su entorno y su mascota, a quienes extrañaba profundamente.
La exmandataria también habló sobre la dureza del trato que recibió, calificándolo como una saña sin misericordia, pero enfatizó que eligió sobreponerse a la adversidad, apoyándose en su dignidad y fe en Dios. Manifestó su esperanza en que la justicia y el país puedan cambiar, y afirmó que su compromiso con la transformación de Bolivia sigue intacto.
Reconoció el sufrimiento que vivieron sus hijos durante su encarcelamiento y subrayó que no quería que la vieran derrotada. Su fortaleza, según explicó, proviene de su profunda fe religiosa, la cual fue fundamental para enfrentar los momentos más difíciles. En ese contexto, reveló que aprovechó su tiempo en prisión para realizar actividades que siempre había deseado, como escribir un libro, una experiencia que calificó como significativa pese a las condiciones adversas.
Áñez describió el ingreso a la cárcel como un impacto emocional enorme, especialmente para alguien que se considera una persona de bien y respetuosa de las leyes. Afirmó que esa vivencia dejó una marca indeleble en su vida. Sobre el rencor, aclaró que no alberga odio, pero sí una firme búsqueda de justicia para quienes, según ella, actuaron de manera abusiva y cobarde contra ella y su familia.
Además, anunció que próximamente viajará a La Paz para visitar a una amiga que conoció durante su tiempo en prisión, a quien describió como una gran compañía en esos momentos difíciles. Por último, expresó el dolor que le causó la pérdida de su madre en marzo de 2024, lamentando no haber podido despedirse ni asistir al sepelio debido a su situación. También recordó la muerte de su tía en Trinidad, otra pérdida que no pudo acompañar. A pesar de estas experiencias, Áñez aseguró que continúa adelante con optimismo, buscando superar las adversidades vividas


