Las relaciones diplomáticas entre México y Perú han alcanzado un punto crítico, casi tres años después de la destitución del expresidente Pedro Castillo en diciembre de 2022.
Este lunes, el gobierno peruano anunció su determinación de romper los lazos diplomáticos con México. Esta drástica medida se produce después de que México iniciara el proceso para otorgar asilo a Betssy Chávez, quien fue la última jefa de gabinete de Castillo y actualmente se encuentra en la embajada mexicana en Lima.
Un alto funcionario peruano calificó la decisión del gobierno mexicano como un acto inamistoso. Subrayó que este incidente se suma a una serie de acciones que, según la perspectiva peruana, constituyen injerencia en sus asuntos internos, recordando la defensa de Castillo por parte de la anterior administración mexicana, que ya había provocado el retiro mutuo de embajadores a principios de 2023. El funcionario enfatizó que, dadas las reiteradas ocasiones en que tanto el actual como el anterior presidente de México han intervenido en los asuntos internos de Perú, la administración peruana optó por la ruptura diplomática.
Por su parte, la presidenta de México, al comentar la situación, expresó que su gobierno considera la decisión peruana como desproporcionada, aunque reconoció que es una determinación soberana de Perú.
Un representante de la cancillería mexicana para América del Norte explicó que la solicitud de asilo de la exfuncionaria peruana fue atendida debido a supuestas irregularidades en su proceso judicial. Esta acción, aclaró, se enmarca en la larga tradición de asilo diplomático y político de México, en estricto apego al derecho internacional. Además, citó una resolución de la ONU que establece que el otorgamiento de asilo no debe ser considerado un acto inamistoso por ningún otro Estado.
El expresidente Castillo permanece detenido desde su intento de disolver el Congreso peruano a finales de 2022 y actualmente enfrenta un proceso judicial por rebelión. Previamente, México había concedido asilo político a los hijos de Castillo, así como a su esposa, Lilia Paredes, quien está siendo investigada por las autoridades peruanas por su presunta implicación en una red de lavado de dinero.
La ruptura de relaciones diplomáticas representa una de las decisiones de política exterior más significativas tomadas por el nuevo presidente de Perú, José Jerí, quien asumió el cargo hace pocas semanas tras la destitución de Dina Boluarte


