La monarquía británica ha emprendido una acción decisiva que afecta directamente a uno de sus miembros más prominentes, el príncipe Andrés, duque de York. El monarca, Carlos III, ha puesto en marcha un procedimiento formal destinado a despojar a su hermano menor de sus títulos y distinciones reales. Adicionalmente, se le ha notificado que deberá desocupar su actual residencia en Royal Lodge.
A partir de esta determinación, el príncipe Andrés será identificado oficialmente como Andrés Mountbatten Windsor. La protección legal que su contrato de arrendamiento le confería sobre Royal Lodge ha sido revocada, y se le ha instruido formalmente para que entregue la propiedad y se traslade a una vivienda de carácter privado.
Esta medida adoptada por el rey Carlos se produce en medio de la incesante controversia que rodea la relación del príncipe Andrés con el fallecido financiero estadounidense Jeffrey Epstein, quien fue condenado por graves delitos de índole sexual. A pesar de sus reiteradas negaciones de cualquier implicación, el príncipe no ha logrado mitigar el menoscabo a su imagen pública.
La polémica cobró nueva fuerza con la reciente publicación de las memorias póstumas de Virginia Giuffre, tituladas *Nobody’s Girl*. En ellas, Giuffre afirma haber sido agredida sexualmente por Andrés cuando era menor de edad. Si bien el duque de York mantiene su postura de no haberla conocido jamás y niega rotundamente todas las acusaciones, la aparición de este libro ha vuelto a someter su comportamiento a un riguroso escrutinio público.
Desde la Casa Real se ha enfatizado que los pensamientos y la más sincera solidaridad de Sus Majestades están, y permanecerán, con las víctimas y supervivientes de todas las formas de abuso. Previamente, en un intento por contener el impacto mediático, el príncipe Andrés había optado por desprenderse voluntariamente del uso de algunas de sus distinciones. Sin embargo, esta acción no consiguió aplacar la cobertura mediática adversa ni disipar las persistentes interrogantes sobre cómo financió el acuerdo conciliatorio extrajudicial con Giuffre en 2022, valorado en una suma multimillonaria, ni cómo ha sostenido su lujoso estilo de vida desde que cesó en sus compromisos oficiales en 2019.
Aunque la revocación definitiva de los títulos reales requiere la aprobación del Parlamento, la iniciativa del rey Carlos representa un punto de inflexión significativo en la reprobación hacia su hermano. Esta decisión subraya la firme resolución de la monarquía de marcar una clara separación de las polémicas que han deteriorado la reputación de Andrés, buscando así salvaguardar la integridad de la institución frente a la opinión pública y los medios de comunicación


