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La segunda mitad del encuentro de octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile se vio abruptamente interrumpida el miércoles por una serie de incidentes violentos protagonizados por aficionados de ambos clubes, que culminaron con diez personas lesionadas y noventa arrestadas.

El Estadio Libertadores de América, ubicado en el sur de Buenos Aires, fue escenario de graves disturbios. La confrontación se inició cuando seguidores del equipo chileno lanzaron diversos objetos, incluyendo palos, botellas y asientos, hacia las secciones inferiores y laterales ocupadas por aficionados argentinos. La agresión escaló con el lanzamiento de al menos un artefacto explosivo de baja intensidad hacia un palco adyacente. En respuesta, los seguidores locales de Independiente ubicados en la grada lateral comenzaron a devolver los proyectiles. La situación se deterioró aún más cuando, en ausencia de una intervención inmediata de las fuerzas de seguridad, aficionados argentinos ascendieron a la tribuna superior, donde atacaron a los visitantes chilenos, llegando a despojar de sus prendas a algunos de ellos. Se reportaron también agresiones físicas con objetos contundentes.

Como resultado de los altercados, un total de noventa individuos fueron arrestados fuera del recinto deportivo y trasladados a dependencias policiales. Adicionalmente, se confirmó que diez personas sufrieron lesiones. El encuentro, que en ese momento registraba un empate 1-1, fue inicialmente suspendido en el minuto 48 y posteriormente cancelado de forma definitiva por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). La entidad rectora del fútbol sudamericano ha indicado que la resolución sobre el resultado final del partido y las posibles sanciones disciplinarias para los clubes involucrados será emitida por su unidad correspondiente

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