La gestión del personal de salud y la asignación de recursos en las instituciones sanitarias del departamento de Tarija se ven obstaculizadas por una persistente ambigüedad en la definición de competencias entre los diferentes niveles de gobierno. Esta falta de claridad ha generado un vacío administrativo que impacta directamente la calidad y la continuidad de los servicios médicos ofrecidos a la ciudadanía.
En la práctica, las responsabilidades en materia de salud se encuentran distribuidas entre el nivel central, los gobiernos departamentales y las administraciones municipales. Sin embargo, en lugar de una coordinación fluida, se observa una tendencia a la transferencia de responsabilidades entre estas instancias, lo que deriva en demoras significativas, incertidumbre y, en no pocas ocasiones, la interrupción parcial de prestaciones esenciales. El resultado de esta dinámica burocrática recae, en última instancia, sobre los pacientes.
Dentro de este panorama, la situación del Hospital Virgen de Chaguaya de Bermejo ha sido objeto de particular atención. Se ha planteado la necesidad de una profunda reestructuración institucional para este centro de segundo nivel, argumentando que posee la capacidad de generar recursos propios a través de la prestación de servicios especializados, la realización de exámenes y atenciones particulares, así como mediante convenios con diversas entidades.
Estos fondos autogenerados, se sostiene, deberían conferir al hospital un margen de independencia administrativa que le permitiera planificar y ejecutar inversiones, fortalecer su plantilla de personal y adquirir insumos médicos de manera oportuna, sin la dependencia exclusiva de los lentos procesos de aprobación de otras instancias gubernamentales. La población de Bermejo requiere certidumbre en su atención sanitaria, y esto solo se logrará con una autonomía de gestión y una estructura que agilice la toma de decisiones.
La carencia de médicos especialistas o la escasez de suministros básicos ha forzado en múltiples ocasiones el traslado de pacientes a la capital tarijeña. Esta situación no solo implica mayores gastos y una considerable pérdida de tiempo, sino que en ciertos casos puede acarrear riesgos para la vida de los afectados. Se ha señalado que estos inconvenientes podrían mitigarse si el hospital contara con la facultad de contratar directamente al personal necesario y adquirir materiales sin la actual complejidad burocrática. Adicionalmente, mientras se debaten las competencias, el personal de salud enfrenta demoras en los pagos de haberes o contratos temporales sin la estabilidad deseada, lo cual desincentiva la permanencia de profesionales cualificados en regiones alejadas como Bermejo.
Esta problemática se suma a una demanda constante de la población bermejeña, que desde hace años clama por mejoras en la infraestructura, el equipamiento y la dotación de personal especializado para su principal centro hospitalario, en una zona que, pese a su relevancia productiva y fronteriza, aún afronta serias limitaciones en el acceso a una atención médica de calidad


