Un análisis de la influencia de la Doctrina Monroe en las relaciones de EE.UU. con América Latina y el Caribe.
La declaración de John Kerry en 2013 sobre la muerte de la Doctrina Monroe no ha detenido la influencia de Estados Unidos en su “patio trasero”. ¿Qué implicaciones tiene esto para la región?
En noviembre de 2013, durante la reunión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Ciudad de Guatemala, el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, declaró que “la Doctrina Monroe está muerta”. Esta afirmación generó un cálido aplauso por parte de representantes de gobiernos de América Latina y el Caribe, marcando un cambio en la relación tradicionalmente intervencionista de EE.UU. en la región.

A pesar de las palabras de Kerry, expertos como Carlos Gustavo Poggio señalan que la Doctrina Monroe sigue teniendo relevancia en la política exterior estadounidense, especialmente bajo la administración de Donald Trump. Recientes declaraciones del secretario de Defensa Pete Hegseth han reavivado la discusión sobre la influencia de EE.UU. en su “patio trasero” frente a China, especialmente en relación al control del canal de Panamá.

La tensión entre EE.UU. y Panamá se intensificó cuando Washington acusó a Panamá de violar los Tratados Torrijos-Carter al unirse a la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de China en 2017. Aunque la soberanía sobre el canal está en manos de Panamá, la presencia militar estadounidense en el país ha generado protestas internas.

Expertos analizan que la postura de Trump hacia América Latina refleja una orientación imperialista, buscando recuperar el control de la región en un contexto de competencia con China por recursos y mercados. La historia de la Doctrina Monroe y sus corolarios indica una tendencia de EE.UU. a ejercer influencia en la región, ya sea por consenso o coerción, con objetivos que refuerzan sus intereses políticos y económicos.

En este escenario, la posibilidad de un retorno al “gran garrote” del Corolario de Roosevelt plantea interrogantes sobre posibles conflictos y alianzas internacionales. La incertidumbre sobre cómo reaccionarán China y Rusia ante las acciones expansionistas de EE.UU. en América Latina plantea un escenario geopolítico complejo y potencialmente conflictivo en la región.
La Doctrina Monroe sigue presente en la política exterior de EE.UU., especialmente en un contexto de competencia con China. Las tensiones con Panamá y la posibilidad de un retorno al “gran garrote” plantean desafíos significativos para la región.

La historia de Chiquita Brands y su relación con la violencia en países latinoamericanos ha sido expuesta en un fallo reciente que cuestiona su legado.
El reciente fallo del tribunal de Florida contra Chiquita Brands por su implicación en ocho asesinatos en Colombia ha resaltado la larga historia de la empresa en episodios violentos en América Latina. Este veredicto a favor de las víctimas es solo uno de los numerosos casos legales que enfrenta la compañía en los tribunales estadounidenses.
El fallo del tribunal de Florida el pasado 10 de junio contra Chiquita Brands por su implicación en ocho asesinatos cometidos por paramilitares en Colombia ha puesto de manifiesto la larga historia de la empresa en relación con episodios violentos en países latinoamericanos. Este veredicto a favor de las víctimas es solo uno de los cientos de casos legales que enfrenta la compañía en los tribunales estadounidenses.

Chiquita Brands, heredera de la United Fruit Company fundada en 1899, ha sido una figura central en la industria bananera mundial, influenciando la política y la economía de varios países latinoamericanos. La empresa ha sido objeto de controversia por sus relaciones con grupos paramilitares, como el pago de US$1,7 millones a las Autodefensas Unidas de Colombia en 2007, lo que resultó en una multa de US$25 millones.

La United Fruit Company, antecesora de Chiquita Brands, estableció una red de plantaciones que se extendía desde Guatemala hasta Colombia, ejerciendo un poder considerable en la región. Su influencia política también se manifestó en episodios como la masacre de las bananeras de 1928 en Colombia y el golpe de Estado en Guatemala en 1954.

A pesar de su papel en la historia económica mundial, la United Fruit Company enfrentó una crisis en los años 70, que culminó en su rebautizo como Chiquita Brands International en 1990. La empresa ha sido señalada por utilizar su influencia para nutrir la violencia en América Latina, como lo evidencian los pagos realizados a grupos paramilitares en Colombia.

Aunque Chiquita Brands continúa siendo una de las principales vendedoras de bananos a nivel mundial, el reciente fallo en Florida ha puesto en tela de juicio su legado, recordando su turbulenta historia en la región latinoamericana. La empresa, con alrededor de 18.000 empleados y sede en Suiza, enfrenta críticas por su papel en situaciones violentas, a pesar de su posición como una marca reconocida en el mercado de los bananos.
A pesar de ser una de las principales vendedoras de bananos a nivel mundial, el fallo en Florida ha puesto en duda el legado de Chiquita Brands, recordando su turbulenta historia en la región latinoamericana.

La empresa Chiquita Brands enfrenta un nuevo revés legal por su implicación en asesinatos en Colombia, sumándose a su historial de controversias en la región.
El reciente fallo en contra de Chiquita Brands por su participación en asesinatos en Colombia es solo la punta del iceberg de los problemas legales y controversias que ha enfrentado la empresa a lo largo de su historia en América Latina. Desde la United Fruit Company hasta la actualidad, Chiquita Brands ha dejado una huella polémica en la región.
El fallo emitido el lunes 10 de junio en contra de Chiquita Brands por su implicación en ocho asesinatos perpetrados por paramilitares en Colombia, representa tan solo uno de los numerosos casos legales que enfrenta la empresa en los tribunales estadounidenses. Esta sentencia es el resultado de un largo historial de controversias relacionadas con la compañía en países latinoamericanos.

Chiquita Brands, heredera de la United Fruit Company fundada en 1899, ha sido protagonista de diversos episodios de violencia y controversia a lo largo de su trayectoria. En 2007, la empresa admitió ante las autoridades de Estados Unidos haber pagado 1,7 millones de dólares al grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia, lo que resultó en una multa de 25 millones de dólares. La justificación de Chiquita fue que realizaron estos pagos bajo amenazas de daño a su personal y propiedades por parte de los paramilitares.

La larga historia de la empresa, que se remonta a la United Fruit Company, destaca su influencia en la política y economía de varios países latinoamericanos, siendo conocidos como “repúblicas bananeras”. La empresa ha sido descrita como la primera multinacional moderna, desempeñando un papel clave en la historia del capitalismo. Su red de plantaciones se extendía desde Guatemala hasta Colombia, con una presencia dominante en la región.

La United Fruit Company no solo fue pionera en la producción y distribución de bananos a nivel mundial, sino que también ejerció un poder considerable en los países donde operaba. Su capacidad para influir en la estabilidad política y económica de la región era notable, llegando incluso a participar en eventos como la masacre de las bananeras en 1928 en Colombia y el golpe de Estado en Guatemala en 1954.

A pesar de su impacto en la historia económica global, la United Fruit Company enfrentó una crisis en los años 70 que llevó a su transformación en Chiquita Brands International en 1990. La empresa ha sido objeto de críticas por su relación con la violencia en América Latina, como lo evidencian los recientes casos legales en los que se ha visto involucrada.

A pesar de las controversias, Chiquita Brands sigue operando como una de las principales productoras de bananos a nivel mundial, con una amplia presencia en el mercado. A lo largo de sus 125 años de historia, la empresa ha dejado una huella significativa en la economía global, pero también ha sido señalada por su papel en eventos violentos y polémicos en América Latina.
La historia de Chiquita Brands refleja no solo su impacto en la economía global, sino también su controvertida relación con la violencia en América Latina. A pesar de los litigios y críticas, la empresa continúa operando como una de las principales productoras de bananos a nivel mundial.

El expresidente boliviano y el economista argentino comparten opiniones sobre el impacto de la impresión de dinero en la economía de sus países.
Evo Morales y Javier Milei han generado debate al coincidir en su crítica a la emisión monetaria descontrolada. Ambos líderes señalan que esta práctica provoca inflación y afecta a la población, marcando una postura firme en contra de esta medida en sus respectivos países.
El expresidente de Bolivia, Evo Morales, ha destacado recientemente que la principal causa de la inflación en su país es la práctica de imprimir dinero de forma descontrolada, a la que ha denominado coloquialmente como la “maquinita”. Según Morales, el Gobierno boliviano ha dado instrucciones al Banco Central para poner en marcha esta medida con el fin de proveer de fondos para el gasto corriente, lo cual, a su parecer, ha provocado un daño significativo a la economía nacional.

Estas declaraciones han llamado la atención en Argentina, donde el economista Javier Milei ha planteado una postura similar en relación a la emisión monetaria. Milei ha sido firme en su rechazo a la impresión de dinero para financiar el gasto público, argumentando que la inflación resultante funciona como un impuesto indirecto que afecta principalmente a la población, a la vez que beneficia a la clase política. Al asumir su presidencia, Milei aseguró que detendría esta práctica para controlar la inflación.

En el caso de Bolivia, Morales ha señalado que el incremento del 55% en la emisión de dinero durante los cuatro años de gestión del Gobierno de Luis Arce ha tenido un impacto directo en el aumento exponencial de los precios de productos de primera necesidad. Detalles como el aumento del precio del pan, la carne, el arroz, el aceite, la leche, el azúcar, el pollo y la harina han sido mencionados por Morales como ejemplos de la escalada de precios provocada por esta política monetaria.

Estas observaciones han tenido eco en Argentina, donde se han registrado reacciones en redes sociales resaltando las similitudes entre las posturas de Evo y Milei en torno a la emisión monetaria. Incluso medios de comunicación argentinos como el periódico Clarín han publicado titulares destacando esta convergencia de opiniones.

El debate sobre la relación entre emisión monetaria e inflación se ha intensificado en Argentina, dado que la postura de Milei sobre este tema es fundamental en su enfoque económico. Mientras tanto, sus detractores critican la gestión económica del presidente argentino, generando un ambiente de controversia en torno a estas cuestiones clave en la política económica de la región.
Las declaraciones de Morales y Milei han generado un intenso debate sobre la relación entre emisión monetaria e inflación en América Latina, poniendo en relieve la importancia de una gestión económica responsable y sostenible en la región.